Mute | 2018

Mute es una muestra creada para Galería Temporal donde se exhibe a tres artistas chilenos que trabajan con sonido. La muestra se articula a partir de encargos para producir obras que consideren tanto el lugar de emplazamiento como el soporte mismo de exhibición: las vitrinas.

A partir de la condición estructural de este soporte diseñado para el ojo, el argumento de esta muestra se basa en una aparente contradicción: la de exponer obras sonoras en un dispositivo eminentemente visual. Tomando esta condición como detonante, se busca instalar preguntas sobre los alcances y limitaciones entre campos perceptivos, investigando posibles cruces y contaminaciones del paisaje visual y sonoro, pero apelando a la imaginación como activador de una escucha silente. De este modo la muestra invita al espectador a proyectar subjetivamente una dimensión ausente en las obras, pero que estas insisten en sugerir.

Al mismo tiempo Mute se propone como una exhibición dinámica, tomando las ideas de flujo y acción propias de la materialidad del sonido pero también de los contextos donde se insertan las vitrinas, para proyectar una serie de activaciones que se realizarán durante el mes de exhibición. Así la condición silente de cada vitrina será alternada con situaciones temporales ejecutadas en su interior o intermediaciones, a modo de ejecución performativa de una partitura de tiempo expandida. Estas activaciones son pensadas no como un complemento de las propuestas sino como parte de ellas, generando una alternancia entre el modo silente y la activación sonora temporal de las obras.

En resumen Mute es una exhibición de arte sonoro que se articula desde la mirada, proyectando escuchas subjetivas y activando procesos performativos que se integran a cada una de las propuestas. A partir de estas definiciones podemos decir que las obras nos refieren a tres registros complementarios vinculados a la experiencia sonoro-visual: Traducción, Simulación y Transducción.

Traducción encontramos en la obra Sermón en Lengua, de Rodrigo Araya, donde a propósito de una partitura en lengua mapuche del siglo XVIII, creada por el Jesuita Bernardo de Havestadt para evangelizar, el autor nos propone una reflexiona crítica sobre el texto y la grafía como forma de representación de un campo sonoro a un campo visual, a la vez que como estrategia del poder hegemónico para el adoctrinamiento y control social.

Simulación en el caso de Sebastián Jatz y su obra Seis cuadros de una proyección, donde el autor hace una re-lectura de la imagen en movimiento como desarrollo técnico que dio inicio al cine, permitiendo simular el flujo del tiempo desde una serie de imágenes estáticas. Jatz instala la pregunta de una escucha reconstituida por la imaginación a partir de una escena objetual que simula un flujo de tiempo similar al del cine.

Finalmente la obra de Barbara Gonzalez se basa en un proceso de transducción de la energía sonora que se encuentra presente en el mismo espacio y tiempo de la muestra, re-significando el dispositivo de exhibición como interfaz sonora-lumínica. Así Gonzalez utiliza el vidrio de la vitrina como una membrana acústica donde el paisaje sonoro del entorno es utilizado para activar el interior de esta, a modo de gesto sinestésico que nos recuerda la invisible interconexión que opera en el proceso de percepción sensorial.

Nota en Artischock